viernes, 27 de marzo de 2009

Almirante José Prudencio Padilla



La existencia de Padilla parece arrancada de la leyenda. Hombre de honor y lealtad; de personalidad descollante, generoso y sociable. Esto nos hace ver un pasado glorioso, iniciando el despertar de una conciencia marítima nacional, al estudiar la vida y hechos del insigne fundador de la Armada Nacional.
El Almirante nace en Riohacha el 19 de Marzo de 1784; tuvo a lo largo de sus años, las épicas jornadas navales, y para él las banderas no se arriaron sino en la quietud solemne que seguía a todas las victorias.Aprendió en los galeones españoles el arte de la guerra que dio a la península, aquel ingente poderío y el imperio donde siempre el sol alumbraba a los laureles del escudo Real. Presente en la batalla naval de Trafalgar, tuvo el bautizo de fuego en el colosal encuentro que cimentó el poder británico sobre el grandioso pedestal del sacrificio de Nelson.Organizador naval de las primeras operaciones del mar Caribe, de las del río Magdalena y de la red fluvial de Guyana venezolana, y de la cuenca del caudaloso Orinoco. Primero, al mando del Capitán de Navío Juan Nepomuceno Eslava , Comandante de la incipiente Marina Nacional, (1811-1815); luego en los ciento sesenta días del sitio de Cartagena, y posteriormente en Haití acompañado de Simón Bolívar en la expedición libertadora de 1816 que desembarcó en Ocumare.Pocos días antes de verificarse el cerco de 1815 por Morillo, Padilla capturó en el Golfo de Morrosquillo la Fragata "Neptuno" que había zarpado de España el 9 de marzo de 1815; por este hecho la junta suprema de Cartagena lo asciende a Alférez de Fragata. El héroe Riohachero a entrado en la leyenda de las acciones navales; en 1820 ya como Capitán de Navío comanda de segundo, junto con el Almirante Brión, la campaña del Atlántico.¡Maracaibo! El 24 de julio de 1823 tiene especial significado porque recuerda la máxima batalla naval librada en aguas americanas y marca el pináculo de la gloria del Almirante y la liberación de medio continente. Padilla, ese día, derrotaba a la Real Marina Española comandada por el segundo jefe de las Fuerzas Navales peninsulares en el Caribe, Contralmirante Don Ángel Laborde.Llegó el día en que se tendió un negro manto; ante los ojos de Padilla se ven pasar la injusticia de una culpa lanzada por sus compañeros. No supo defenderse porque desconocía la lisonja y la intriga. A las once y media de la mañana del funesto 2 de octubre de 1828, Padilla era fusilado en la Plaza de la Constitución (hoy Plaza de Bolívar), pero esa misma frente castigada por la infamia de sus antiguos compañeros de armas, se alza hoy revindicada por un juicio de edades y muestra a la posteridad cómo se cometió un crimen de Estado. La Convención de la Nueva Granada en noviembre de 1831 rehabilitó su memoria a nombre del pueblo colombiano.

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